La información más reciente del Inegi señala que el PIB acumuló una caída anual de 9.6% en los primeros nueve meses de 2020
El mayor descenso desde la década de los treinta, cuando la información estadística no era tan confiable
A septiembre, la inversión fija bruta cayó a una tasa anual de 18.0%, reducción mayor a la del mes previo, de 16.3%
El mercado laboral ha resentido la contracción y el efecto de la pandemia –y la falta de inversión en última instancia–, que propiciaron una pérdida histórica de puestos de trabajo y una notoria precarización del mercado laboral y de la pobreza.
El sentir de los empresarios es claro, deja entrever la debilidad de la economía, que ya venía debilitándose en 2019, y que se agudizó en 2020.
Sí, mucho se debió al Covid-19, que golpeó al mundo entero, pero también a las decisiones del gobierno federal, que no han ayudado y que ponen un camino complejo para 2021.
A decir del sector empresarial, las cifras muestran cómo se comenzó el año. De acuerdo con las más recientes cifras, “que datan de octubre de 2020, aún había 4 millones de personas sin trabajar que sí lo hacían en marzo. La tasa de subocupación se ubicó en 15.9%, porcentaje superior en 5.9 puntos porcentuales al reportado en marzo. Asimismo, el empleo en condiciones críticas representó el 23.5% de la población ocupada”.
Como es natural, el ingreso de los trabajadores y, consecuentemente, el bienestar de los hogares se vieron severamente afectados.
Información del Coneval indica que entre el primer trimestre y el tercero de este año, el ingreso laboral se contrajo en 12.3%, en tanto que la pobreza laboral se elevó de 35.7% a 44.5% en el mismo lapso.
Las finanzas públicas han sufrido las consecuencias de la contracción económica, aunque los esfuerzos del SAT para recuperar adeudos, la mayoría en litigios, han mitigado la reducción de la recaudación del impuesto sobre la renta.
En el periodo enero-octubre los ingresos del sector público cayeron en 4.9% anual en términos reales, dentro de ellos, los tributarios bajaron 0.1%. Por su parte, el gasto público se redujo 2.0 por ciento.
La deuda, medida como el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público, aumentó en un billón de pesos en los primeros 10 meses del año.
Claramente, la situación de la economía dista de ser buena, como lo perciben y han difundido las autoridades.
Menos favorables aún son sus expectativas cuando no existe ni el compromiso ni las herramientas necesarias para mitigar los efectos de la pandemia e impulsar un mayor ritmo de crecimiento que contribuya a revertir todos los resultados negativos que se mencionaron.
Hasta ahora no se advierten las condiciones favorables para una recuperación sólida de la economía en el corto plazo. Apoyado en mucho por la economía del vecino país, del que se pronostica una recuperación, y del que dependemos considerablemente.
Y el gobierno
–Conviene preguntarse: si la mayoría de los signos vitales de la economía están en mal estado, los ingresos de trabajadores y sus familias se reducen y la pobreza se incrementa a costa de la clase media, por qué el gobierno y el presidente mantienen elevados niveles de aprobación.
–Es un tema complejo, pero se puede argumentar que su popularidad y el apoyo de la gente responden principalmente a que las propuestas del gobierno pueden considerarse de efectividad dudosa, por decir lo menos, si consideramos que en su mayoría el análisis técnico muestra otra visión. Entre los ejemplos más claros están sus programas sociales y proyectos de infraestructura que, por una parte, no cuentan con padrones transparentes, y por lo tanto no se puede evaluar hasta dónde realmente se abatirá el problema de la pobreza y, por otra parte, carecen de incentivos para que se rompa el ciclo que perpetúa la pobreza de las familias.
Además, los proyectos de infraestructura emblemáticos del gobierno carecen del análisis de costo beneficio que demuestre su rentabilidad económica-social, como lo manda la ley de presupuesto.
Sin embargo, todo indica que con estos programas y proyectos se mantiene el apoyo de la base electoral del partido del gobierno.
Las transferencias, vía programas asistenciales, han generado una importante dependencia de los hogares a recursos que son temporales y que tan sólo son un paliativo para la situación familiar. Esto contribuye a fortalecer la pobreza. Sin fuentes de empleo formales y bien remuneradas, hay pocas posibilidades de romper el círculo vicioso que preserva la pobreza.
No obstante, el gobierno ha logrado sensibilizar de manera importante a la población, especialmente a la de menos recursos, que también es la mayoría, haciéndola dependiente de los programas oficiales. Esto ha llevado a la omisión de los errores cometidos por las autoridades en materia de políticas públicas, evitando penalizar al gobierno.
Así las cosas para 2021
- El crecimiento de la economía mexicana se deteriora a partir del último trimestre de 2018, sin ninguna razón exógena, perdiendo capacidad para generar empleos y disminuye también en este periodo la inversión pública y privada en el país.
- La pandemia golpeó a una economía mexicana débil, lo que ocasionó el cierre de más de un millón de micro, pequeñas y medianas empresas.
- Aun con la reapertura de actividades, hay más de 11 mil 500 empresas formales que han cerrado en el periodo abril-octubre de 2020, el 98% de ellas mipymes.
- Sólo el 5% de las empresas del país han recibido algún apoyo por parte del gobierno durante esta crisis.
- Cinco de cada 10 pymes sólo aguantarán de tres a 12 meses más de operación bajo las condiciones actuales.
- El cierre de año trajo una desaceleración aún mayor de la recuperación del empleo formal, debido a su tendencia cíclica.
- Las exportaciones mexicanas reflejan la recuperación que han tenido nuestros socios comerciales, no nuestra economía. El sector exportador manufacturero aún se ubica en niveles 4.4% por debajo de 2019.
- Las importaciones presentan una tendencia a la baja desde el año 2019, reflejando la pérdida de poder adquisitivo e inversión del país. Actualmente se colocan casi 30% por debajo de los niveles de 2018.
- La importación de bienes de consumo es 62% menor a los niveles de 2018, y la de bienes de capital 40 por ciento.
- Los niveles de inversión en el país han caído desde la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco, de manera constante, así como la confianza para invertir. Sin inversión, no habrá recuperación.
Con información del CCE, Canacintra y Coparmex
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