Por Georgina Howard
Aun con el costo social y de salud que sigue generando la pandemia sobre los hombros de la población, con un desempleo que ya venía creciendo y se desbordó por el Covid-19 y una economía que pisa cada vez más de cerca la recesión, el presidente Andrés Manuel López Obrador no quita el dedo del renglón ni los recursos a utilizar.
Con todo y ese panorama sombrío anunció que sus proyectos emblemáticos y tan discutidos (el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía) continuarán con o sin Covid-19.
Hasta hoy, con todo y las inauguraciones simbólicas que ha hecho en los últimos días el jefe del Ejecutivo, el avance de las principales obras de infraestructura del gobierno federal (Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, Refinería de Dos Bocas, Tren Maya y Corredor Transístmico) ha sido disparejo entre el discurso y los hechos concretos.
De acuerdo con la Consultoría Integralia, el nuevo aeropuerto requirió del 100% de los recursos presupuestados en 2019 y logró un avance físico sólo del 3%.
Los tres proyectos restantes prácticamente no erogaron recursos en los primeros nueve meses de 2019 y no presentaron avances físicos significativos.
Es de esperar, con todo y los anuncios de que ya comenzaron las obras, que se presenten retrasos importantes en la construcción para lo que resta del año, sin que ello descarte las presiones en las finanzas públicas y el aumento de los conflictos sociales en las regiones donde se desarrollarán dichos proyectos de infraestructura.
La anulación de las obras de construcción para el Nuevo Aeropuerto Internacional de Texcoco, recién tomó posesión Andrés Manuel López Obrador, generó un costo hasta hoy de 120 mil millones de pesos y la cancelación de 70 mil empleos.
Eso, sin tomar en cuenta que ya se habían gastado 60 mil millones y se tenían comprometidos 170 mil millones de pesos más que representaban 60% del valor total de la obra, a través de procesos licitatorios, mientras que el 88% fue a través de licitaciones internacionales.
El gobierno actual ha dicho que el proyecto de Santa Lucía y la renovación del Aeropuerto Internacional Benito Juárez sumarán 198 mil millones de pesos y continuará su construcción, para desahogar la congestión aeronáutica que enfrenta el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Sin embargo, tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de Texcoco, el primer obstáculo para las pistas de Santa Lucía ha sido con los tenedores de deuda del proyecto del NAIM, quienes han rechazado en múltiples ocasiones la recompra de bonos del gobierno. El segundo obstáculo es la viabilidad técnica que ha sido criticada por múltiples organismos internacionales.
La Refinería de Dos Bocas, séptimo complejo refinador de combustibles de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Paraíso, Tabasco, busca contribuir a la autosuficiencia energética, ya que México importa 70% de la de gasolina y diesel que consume.
Se estima que la obra generará 135 mil empleos, con una inversión de 160 mil millones de pesos, de los cuales ya se destinaron 50 mil millones el año pasado para iniciar su construcción.
También se tiene previsto rehabilitar el resto de las refinerías que pueden producir 70% de la demanda nacional. Por lo pronto, ya se destinaron 12 mil millones de pesos el año pasado para seis refinerías.
Es un hecho que en el largo plazo la refinería se enfrentará al cambio de paradigma energético de los autos eléctricos. De acuerdo con la calificadora Moody’s, las empresas privadas ya venden cerca del 25% del consumo nacional de gasolina, y otras empresas como BP y Chevron han anunciado proyectos de almacenamiento de combustibles importados.
El Tren Maya, un servicio de transporte férreo para pasajeros y de carga que interconecta las principales ciudades y zonas turísticas de la península de Yucatán, que busca además impulsar el desarrollo socioeconómico de la región, crear empleo, fomentar la inclusión social y resguardar las culturas indígenas, también enfrenta obstáculos para su construcción.
La inversión público-privada oscila entre 120 mil y 150 mil millones de pesos. En 2019 el gobierno ya destinó 6 mil millones en inversión pública, a través de la Secretaría de Turismo.
Se tiene contemplada la creación de 300 mil empleos durante la construcción, y el Presidente de la República ya prometió emplear a migrantes centroamericanos en la edificación de la obra.
Uno de sus principales retos, además de que ya se disparó su inversión inicial, es el descontento social de muchas comunidades indígenas por el impacto ecológico que generará esta obra y los daños a las zonas arqueológicas.
Por lo pronto, al menos para este último proyecto, el escenario ya cambió, pues ahora Fonatur anunció que la inversión para la construcción del Tren Maya se disparó 972 millones de pesos que deberán sumarse a los 150 mil millones estimados.
Todo parece indicar que fallaron los cálculos en cuanto a indemnización por daños ambientales y análisis de factibilidad, lo que aumentó el presupuesto en los últimos seis meses.
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