Autoridad

El Covid-19 definirá desarrollos económico e industrial

La profundidad de la recesión alcanzada entre abril y julio fue una señal por atender para evitar una mayor afectación al bienestar social. Por ello es prioritario contar con:

Una definición previa y consensuada de los sectores estratégicos y sus cadenas de valor asociadas para asegurar que la economía mexicana pueda iniciar su recuperación en abril de 2021.

De acuerdo con José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial de México, el periodo comprendido entre noviembre de 2020 y marzo de 2021 corresponde a una transición con definiciones estratégicas:

¿Cómo se enfrentará la segunda etapa de avance de la pandemia?: ¿Se contará con la definición integral de sectores estratégicos que permita evitar que un confinamiento, total o regional, retarde el proceso de recuperación y genere desempleo?

Un programa estratégico con dimensión regional diferenciada:

Crear la coordinación necesaria entre las autoridades federales, estatales, municipales, el sector privado, los sindicatos y la sociedad civil para que el uso de los semáforos por entidad federativa no afecte la creación de empleo y proveeduría de bienes y servicios.

El correcto funcionamiento de todas las vías de comunicación que favorecen el crecimiento de la economía nacional.
Lo descrito es necesario porque la economía llega en una situación de fragilidad a la segunda etapa de avance del Covid-19.

Durante los primeros ocho meses de 2020:

Los ingresos de las empresas comerciales al por mayor bajaron (-)10.8% y los de las empresas comerciales al por menor (-)10.4 por ciento.

El mercado laboral muestra que aún existen 3.6 millones de personas que perdieron su fuente de ingreso y salieron de la población económicamente activa (PEA). Otros 2.6 millones están desocupados. El 63% de la población ocupada no recibe ingresos o recibe, cuando mucho, dos salarios mínimos de ingreso. La tasa de ocupación crítica, la de subocupación, se mantiene en niveles históricamente elevados.

El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) del Inegi, permite anticipar que la economía retrocedió más de 8% en el tercer trimestre del año.

Ante ello, es esencial que México comience la preparación de un programa estratégico basado en el acuerdo nacional, ya se conoce la magnitud de la recesión y sus efectos, una recaída de la economía exacerbaría y prolongaría los desequilibrios sociales gestados por la recesión.

En resumen, y descontando lo ocurrido entre abril y junio, durante el tercer trimestre de 2020 México vivió una de sus mayores caídas de los últimos 40 años, la economía aún se encuentra débil.

  • Un aspecto positivo que se observa es la moderación significativa de la variación negativa respecto a lo que ocurrió en el segundo trimestre del año (el PIB retrocedió -18.7%). No obstante, también es evidente que, en su conjunto, el sistema productivo sigue en la fase negativa de la recesión.

Lo anterior tiene un claro efecto adverso tanto en el mercado laboral como sobre el mercado interno: el consumo no ha entrado en una fase de recuperación.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en septiembre 621 mil personas lograron incorporarse a la PEA; sin embargo, 3.6 millones aún no logran hacerlo después de perder su fuente de trabajo durante la parte más crítica de la pandemia.

  • Para lograr que esos 3.6 millones de personas se incorporen a la PEA, dar empleo a las 2.6 millones que se encuentran desocupadas y crear el millón de empleos que todos los años se requiere por el incremento de la población, es necesario que la economía mexicana pase de la fase de contracción en la que se encuentra a una de expansión sostenida; es decir, que comience a registrar tasas positivas de crecimiento económico.

Probablemente esto no ocurrirá hasta abril de 2021, pero la prioridad debe ser evitar que entre noviembre y marzo se incremente la cifra de los 12 millones de personas que salieron de la PEA por la crisis económica; 8.4 millones de personas ya se reincorporaron a la actividad.

Se requiere evitar que el Covid-19 provoque una recaída que retrase el inicio de la recuperación.

La prioridad de lograr lo último puede apreciarse cuando se observa que la herencia de precarización estructural de mercado laboral se ha hecho visible durante la pandemia, una situación que afecta el consumo y la producción.

[pdf id=1833]

More in:Autoridad